Comunicación Eficaz

Cuando hablamos de comunicación, me remonto a dos escenarios de cuando era niño, el primero donde recuerdo gratamente esos momento donde compartía con mis padres y conversábamos por largos ratos y un segundo recuerdo que es el de la escuela, donde la maestra decía, habrán el libro en la pagina tal o cual copien todo lo que sale aquí y respondan las preguntas que estan al final, en donde si nos poníamos a conversar o nos parábamos, nos decían cállense, siéntese; en el que no existía un feedback entre el alumno y el maestro y cuando nos mandaban a realizar una exposición, nos las aprendíamos al caletre y para completar lo decíamos volando por los nervios y nunca hubo una guía de parte de esa maestra  de cómo hacer las cosas mejor; entonces me pregunto ¿esto influirá en el que uno tenga una mala comunicación con las personas que nos rodean?

Entonces, veinte años después, casado, con dos hija, donde ya no soy el alumno sentado en ese pupitre, sino que estoy parado frente a un grupo de estudiantes a los cuales estoy guiando para que sean la generación de relevo de este país, me pregunto, ¿lo estaré haciendo bien?

Para contestarme esta interrogante, me enfoco en estos ochos años de carrera profesional, cinco días a la semanas, cinco horas diarias,  a un grupo de jovenes, a los  cuales se les van explicado a través de diversas dinámicas grupales las importancia de la comunicación y al hecho de no haberla, las posibles consecuencias que pudiera generar. Clase tras clase hay que reforzar lo aprendido, a veces nos parece fastidioso, pero es necesario recalcar la importancia de la relación que hay entre una buena postura, un adecuado tono de voz, la interrelación que hay entre lo verbal (lo que se dice) y lo no verbal (los gestos que utilizamos para complementar y/o afirmar lo que estamos diciendo), el contacto visual entre los interlocutores, el lenguaje utilizado, el manejo de la información, el estado anímico, el uso de las muletillas, la velocidad con la que se habla o se lee, el chequear a través del feedback si la información está llegando clara y precisa y me respondo ¡si lo estoy haciendo bien!, quizás no a la perfección, pero de una u otra forma trato de que esas malas experiencias que tuve cuando niño no transmitirlas de manera negativa a mis alumnos ni a mis hija, sino utilizarlas de manera positiva para mejorar primero como persona y segundo como docente.

            Lo más importante de esto es el aplicarlo de manera constante y no dejarlo olvidado y engavetado, para luego así volver a las antiguas costumbre que tenemos arraigadas en nuestros mapas mentales, sino mas bien cambiar esos paradigmas para evolucionar a un nivel más alto.